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"No lograba correr ni un kilómetro": Macarena Larraín, la atleta que sufrió un ACV y corrió los 42K en el Maratón de Santiago

Macarena Larraín
Macarena Larraín
Por: José Campos
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Tras sufrir un accidente cerebro vascular en 2019, Macarena Larraín se propuso para correr 42k. Acompañada de su esposo, la deportista llegó a la meta.

A finales de 2019, Macarena Larraín (41) se propuso correr la Maratón de Santiago. 42.125 kilómetros que, para muchos, puede ser una carrera más, pero para la ingeniera en Recursos Humanos era volver a levantarse tras sufrir un Accidente Cerebro Vascular (ACV) que la tuvo hospitalizada desde junio a octubre de dicho año.

Siendo fanática del deporte desde niña, Larraín vio como de un día a otro se encontró con la mitad izquierda de su cuerpo paralizada. "Fue inesperado porque no tenía ninguna condición de base para poder sufrir un ACV. Lo mío fue por una disección de la carótida, es decir, un corte minúsculo que se da en la carótida, la vena grande que va del corazón al cerebro. Este tipo de accidente cerebro vascular es muy poco común, no hay tantos estudios", señala la maratonista de 41 años en diálogo con Deportes 13.

Después de más de dos años, la chilena pudo concretar su deseo y terminar la Maratón de Santiago el pasado domingo 08 de mayo. Al finalizar, Macarena Larraín tuvo a su hija en mente: "Mucha de mi recuperación fue ella. Sofia tenía 16 años y no estaba en cuarto medio, todavía le faltaba entrar a la universidad y muchos hitos importantes en su vida. Yo quería estar ahí". 

Macarena Larraín antes del Accidente Cerebro Vascular que tuvo en 2019.
Macarena Larraín antes del Accidente Cerebro Vascular que tuvo en 2019.

¿Cómo se sintió a lo largo de los 42 kilómetros?
- No era fácil, pero cuando me lo propuse sabía que no lo iba a ser. Sabía que la maratón es una distancia bastante desafiante. Estuve muy bien asesorada por traumatólogos, fisiatras y kinesiólogos durante casi todo un año. Todo ese periodo estuve en preparación, porque no era llegar y correr. Tenía que verme con distintos especialistas para saber si estaba en condiciones de aguantar 42 kilómetros. En un momento fue difícil para algunos decirme que, si era posible, pero esa era mi convicción. Es algo que me apasiona y gusta mucho. Ahí estaba la diferencia.

¿Qué fue lo más complicado durante la carrera?
- En mi casa lo que más note fue una contractura en el cuadrado lumbar, en la espada. Tiendo a irme a mi lado más fuerte, que es el derecho. Entonces me iba hacia un lado y el cuadro lumbar quedó todo contracturado. De hecho, pare varias veces que para el kinesiólogo que iba conmigo me elongara un poco y ayudara a sacar la presión.

Más allá del tiempo y su objetivo, ¿Qué sintió al llegar a la meta?
- Para mí lo primero era poder llegar y cruzar la meta. Ese era mi desafío. Fue una emoción muy grande llegar con mi esposo, que me acompañó durante todo el proceso y el entrenamiento. Todo el rato estuvo conmigo. El José (su esposo) es deportista también. Es triatleta y tiene varias maratones encima. Él entiende perfecto lo que yo siento por correr, la pasión y el querer sacar la carrera ante cualquier cosa.

Generalmente son entre cuatro y seis meses de preparación para una maratón. En su caso, ¿cuánto tiempo se preparó?
- En mi caso fue un año. El accidente cerebro vascular fue en junio de 2019, y a fines de ese año tomé la decisión de correr la Maratón de Santiago. ¿Por qué esa carrera? Porque era una distancia que había corrido tres veces antes, entonces era como correr en casa. Era algo mucho más familiar y algo que conocía.

"En un principio no lograba correr ni un kilómetro. Me ahogaba y cansaba demasiado rápido. Fue empezar de a poco: primer kilómetro sola, 5k y 10 kilómetros"

La carrera se suspendió el año pasado, ¿tenía pensado correr en 2021?
- Claro, en un inicio la idea era hacerlo el 2021, pero ahora me doy cuenta de que no hubiera estado preparada para correr ese año. Claramente necesitaba un periodo más largo de entrenamiento. Me favoreció mucho el poder darme más tiempo para poder entrenar bajo un año completo

Correr los 42 kilómetros no es fácil, pero la preparación tampoco. ¿Cómo llevó los entrenamientos?
- Afortunadamente cuento con mucha gente que está pendiente de mí. Yo pertenezco a un club deportivo que se llama Brain Team y mi coach, Matías Brain, estuvo muy pendiente de todo mi proceso. Me hizo todos los macros de acuerdo con lo que yo podía en el momento. En un principio no lograba correr ni un kilómetro. Me ahogaba y cansaba demasiado rápido. Fue empezar de a poco: primer kilómetro sola, 5k y 10 kilómetros. Con todos esos avances me fui dando cuenta que era cosa de practicar el volumen. Practicábamos tres veces a la semana con mi marido. Nos despertábamos a las 04:00 am para comenzar a correr a las 06:00 de la mañana.  Hice 45 kilómetros a la semana.

Para la gente que no conoce su historia, ¿cómo ocurrió su accidente cerebro vascular?
 - Fue inesperado porque no tenía ninguna condición de base para poder sufrir un accidente cerebro vascular. En mi casi , lo mío fue por una disección de la carótida, es decir, un corte minúsculo que se da en la carótida, la vena grande que va del corazón al cerebro. Este tipo de accidente cerebro vascular es muy poco común, no hay tantos estudios. Esto generó que se hiciera un coagulo que subió y me tapó el paso de la sangre a la cabeza. Fue todo bastante rápido para poder entrar en cirugía y empezar el proceso de rehabilitación.

¿Cómo se tomó la situación en el momento? Me imagino que no fue nada fácil...
- Claramente. Fui afortunada de contar con un proceso de rehabilitación bien integral, con psicólogos, terapeutas ocupacionales, fonoaudiología y kinesiología. Todo eso de una. Fueron varias secuelas que quedaron a parte de mi parálisis en todo el lado izquierdo, tenía la comisura de la boca toda hacia abajo y me caía baba. Todo tenía control de tronco. Me iba hacia al lado. Hubo todo un trabajo para primer poder pararme y luego empezar a caminar. Mi idea siempre fue volver a correr desde el principio. La primera pregunta que le hago a Nicolás Marín, mi kinesiólogo, fue si él creía que podía volver a correr. Le pregunté esto estando en silla de ruedas y él fue políticamente correcto. Era difícil dimensionarlo. Mi convicción fue siempre poder volver a correr.

Tampoco debe haber sido fácil aceptar la opinión de los demás sobre su condición...
- El estar en una clínica especialista en neurorrehabilitación me permitió ver a muchos más pacientes con secuelas mucho más graves que las mías y con muchas quejas para hacer los ejercicios. A mí siempre me gustó el deporte y por lo tanto sabía que era importante hacer sentadillas y puentes para poder mejorar toda la parte del abdomen. Cuando los kinesiólogos me decían que hiciera 50 abdominales y sentadillas lo hacía feliz. Hay muchos pacientes que no están acostumbrados a hacer deporte.

Yendo más atrás, ¿cómo surgió en usted la pasión por el running y el deporte?
- Siempre me gustó practicar deporte, desde muy chica en el colegio. Me acuerdo que a los 10 años hubo una anécdota que me marcó. A mi papá siempre lo veía salir a correr y le decía que quiere ir con él, que me llevara. Hasta que un día me llevó con él. Todo esto en Llay Llay, un pueblo de la V Región. Hablando con él hace poco me dijo que yo salí a correr con él cerca de un kilómetro. Ese fue mi inicio en el trote. En el 2009 fue mi primera Maratón de Santiago, donde corrí los 21 kilómetros. Fue en 2017 que me decidí a prepararme bien. Siempre que veía a los corredores optando por los 42k pensaba que esa gente estaba loca jajaja. Decía que nunca iba a hacer eso. Esa maratón fue mi mejor tiempo.

A mucha gente le gusta correr por la sensación de libertad o por ser un deporte de autosuperación. ¿Qué es lo que le atrae a usted?
- En mi caso, justo que la secuela que tengo, yo me siento más cómoda corriendo que caminando. Es lo que yo siento, quizás desde afuera se ve de otra forma. Me siento más ligera al correr y más cómoda. Al caminar se nota un poco más mi cojeo.

Usted tiene una hija. ¿Correr los 42 kilómetros también la tuvo a elle en su mente?
- Si claro. Cuando me dio el accidente y estuve en rehabilitación, mucha de mi mí recuperación fue ella. En ese momento la Sofía (su hija) tenía 16 años y no estaba en cuarto media, todavía le faltaba entrar a la universidad y muchos hitos importantes en su vida. Yo quería estar ahí, así que fue un gran empuje y motor para estar en las condiciones en las que estoy hoy en día.

 
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