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"Le agarré cariño": Marcelo Ríos cuenta detalles de su nuevo rol como entrenador de la joya china del tenis

  • Tenis

El chileno lleva unos días entrenando con Juncheng Shang, tenista de 17 años, para posteriormente firmar como su coach oficial.

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Tras su retiro del tenis Marcelo Ríos no ha tenido gran cercanía con el tenis. Su época como coach del equipo chileno de Copa Davis fue lo más cercano que tuvo a entrenar en el alto nivel del tenis mundial. Pero ahora volvió con todo y con ganas de triunfar como estratega. 

Esto, porque está entrenando dese hace un poco más de una semana con el tenista chino de 17 años Juncheng Shang, gran promesa del tenis mundial que ya está entre los mejores 350 del mundo y que en 2021 llegó a ser el mejor del mundo en juniors. 

Ahora, él y su círculo le ofrecieron a Ríos ser su coach. Con ese objetivo en mente, ahora están en un periodo de prueba. En conversación con La Tercera, el ex N°1 del mundo entregó detalles: “Empezamos el viernes 22, tuvimos seis días para entrenar. Esto fue más como una prueba para decidir si vamos a seguir o no. Ellos me ofrecieron un acuerdo económico y Jeff (Schwartz), mi agente, está negociando con ellos. Pero a mí se me ocurrió que, como él iba a jugar cinco challengers, le dije que jugara cuatro y descansara después de los dos primeros; luego entrenábamos una semana y yo lo acompañaba a los otros gratis y que solo me pagara los pasajes”. 

A eso, el chileno agrega que “debía cerrar contrato con él el lunes, pero dije que no, porque quiero ir a estos dos challengers con él y saber qué es estar ahí antes de tomar una decisión”.

Ríos y su nueva etapa como entrenador

En cuanto al juego del Shang, Ríos explica que no ha querido hacer cambios drásticos. “En estos seis días le cambié solo tres cosas, porque tengo miedo de hacerle muchos cambios y se atrape (...) El tiene una derecha muy buena, de zurdo, que es muy pesada pero muy plana, un poco como la mía. Entonces, traté de meterle esa derecha que pique más, como la de Nadal. La entrenamos un día y el hueón la agarró altiro. Tampoco quiero que cada vez que le pegue esté pensando en hacerla, pero la hizo y la cagó lo bien que le salió”, relata. 

Otro de los puntos que ha mejorado es la devolución: “Él juega siempre igual, tiene todos los golpes, pero no sabe en qué momentos ocuparlos. En la devolución se echa para atrás y, en el lado de las ventajas, le dije que se parara en la línea y se metiera un paso, como lo hacía yo, y ahí le pegara. Así, él puede pegarle hacia el revés del otro tipo, y eso no sabía hacerlo. Lo aprendió en un día y lo hace perfecto”. 

Por último, el saque también ha sido parte del enfoque que ha trabajado Shang con Ríos: “Su saque, técnicamente, es igual mío, pero tiraba la pelota muy abajo. Ahora la está tirando más alta y la está agarrando arriba. También le he dicho que el quiebre no es quiebre si después no puede ganar su saque”. 

La ilusión del "Chino"

Si bien aún no cierra contrato con Shang, el "Chino" ya se ilusiona con entrenarlo en el circuito. “Me recuerda mucho a mí, es muy parecido en la manera de ser. En mi vida me había impresionado tanto al ver jugar a alguien. Lo había visto jugar con Shapovalov, me llamó la atención, pero no lo pesqué mucho. Aparte tiene 17 años y nunca ha tenido un entrenador de tiempo completo y ni ha hecho una pretemporada. Está 300 solo por lo que ha visto. Imagínate si lo llego a entrenar o lo llegan a entrenar, el potencial que tiene es increíble”, indica. 

Para cerrar, el chileno reconoce que le tomó cariño a su nuevo pupilo, a quien le quiere traspasar sus mejores virtudes. ‘Te veo tirando un partido, yo me paro y me voy’. Y él se ríe y yo le respondo ‘de qué te reíshueón’. Le digo ‘no te estái moviendo, última posibilidad que te doy’. Otra vez le dije ‘me hacís ir a Egipto y tiras un partido allá, nunca más me vas a ver’. Pero él entiende y todo es en buena onda. Lo tengo que hacer más perro en la cancha, tampoco irrespetuoso. Le digo que en el tenis no viene a hacer amigos, que esto es una lucha, una guerra que hay que ganar. Puedes jugar hasta los 40 años, si lo haces bien. O sea, te quedan 23 años de carrera. La gracia es que, cuando te retires, digas ‘di todo lo que podía dar’, porque uno nunca sabe qué puede pasar. ‘Dalo todo, sácate la cresta y yo te voy a ayudar’. Pero fuera de hueveo, le agarré cariño", cerró. 

 

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